Artrosis de manos

LA ARTROSIS DE MANO

Es una degeneración del cartílago de las articulaciones de las manos, benigna, aunque puede producir dolor, dificultad para mover los dedos y deformidad. Suele presentarse en personas de ambos sexos aunque tiene un marcado predominio en mujeres. Suele comenzar a la edad de 40-50 años, aunque hay casos de comienzo más tardío. Las articulaciones que se afectan con más frecuencia son (figura 1):


–  Articulación trapecio-metacarpiana: circulo azul claro.

– Articulación metacarpofalángica: círculo azul oscuro.

– Articulación interfalágica proximal: círculo verde claro.

–  Articulación interfalángica distal: círculo verde oscuro.

 

¿POR QUÉ SE PRODUCE?

En general, podemos decir que la artrosis es debida al paso de los años, con el consiguiente «desgaste» de las articulaciones. Sin embargo, en la artrosis de las articulaciones interfalángicas distales de los dedos no siempre es así, siendo habitual encontrar un componente hereditario («mi madre y mi abuela también tenían las manos así»). Además de dicho componente hereditario, cualquier articulación que haya sufrido una fractura o inflamación persistente puede desarrollar artrosis a edades tempranas. El caso particular de la artrosis de articulaciones de los nudillos (metacarpofalángicas), suele darse en personas que han ejercido trabajos manuales.

 

¿QUÉ ES LO QUE SE LESIONA?

En la artrosis se lesionan las articulaciones. Los huesos tienen a este nivel una capa protectora que se llama cartílago. Además, alrededor de la articulación existe gran cantidad de ligamentos, tendones, músculos y una cápsula que le da cohesión y estabilidad. En la artrosis se degenera el cartílago, lesionándose además el hueso que hay debajo, lo que somete a la cápsula articular, ligamentos, tendones y músculos que la rodean a unas tensiones que dan lugar a dolor, deformidad y contracturas musculares.

 

¿QUÉ ES LO QUE SIENTE EL PACIENTE?

En la mayor parte de los casos, el síntoma inicial suele ser el dolor en las articulaciones afectadas. Este dolor, en principio, mejora con el reposo y aumenta con el inicio del movimiento, sobre todo después de un periodo de inactividad; una vez que estamos en movimiento («una vez que se calienta») mejora el dolor, pero si la actividad es prolongada puede empezar a doler de nuevo. Normalmente, no suele doler por la noche, salvo que haya un brote de inflamación o que la artrosis sea muy avanzada.

El paciente va a sentir rigidez en las manos después del reposo prolongado, pero no suele ser mayor de 15-30 minutos («rigidez por la mañana al levantarse»). Por último, debido a la destrucción del hueso, las alteraciones de los ligamentos, tendones y cápsula articular, y a la contractura muscular se produce una deformidad, que muchas veces hace imposible realizar movimientos que antes sí hacíamos con esos dedos de la mano.

 

¿CÓMO SE DIAGNOSTICA?

En primer lugar, usted como paciente acudirá al médico contando el dolor, con o sin inflamación articular, además de rigidez y limitación de la movilidad. El médico, al examinarle, observará:

– Aumento del dolor a la presión o a la movilización de la zona afectada,

– «Crujidos» al mover la articulación, aunque éstos a veces se oyen en articulaciones «normales»,

– Deformidad, en casos avanzados

– Puede haber inflamación.

Entonces su médico pedirá unas radiografías de las manos, en las cuales se verá:

– Disminución del espacio que existe entre hueso y hueso

– Quistes y unas proliferaciones óseas en forma de «picos» que se denominan osteofitos.

Los análisis de sangre y orina son normales. La velocidad de sedimentación, que es un parámetro que se utiliza para valorar el grado de inflamación, suele estar normal.

 

¿QUÉ TIPO DE ARTROSIS DE MANOS TIENE USTED?

Es frecuente que en una misma persona se den varias de las que comentamos a continuación.

 Artrosis de las interfalángicas distales (figura 2)

Artrosis de manos 2Es una de las localizaciones más frecuentes y típicas de la artrosis. Tiene un fuerte carácter hereditario, sobre todo en mujeres de mediana edad. Los pacientes notan un engrosamiento lento y progresivo de estas articulaciones hasta formar los denominados nódulos de Heberden, que consisten en la tumefacción y deformidad de la articulación interfalángica distal (figura 2). Estos nódulos son inicialmente únicos pero con el paso del tiempo pueden aparecer en más dedos. Sobre todo al inicio, puede haber inflamación de la zona con dolor y enrojecimiento. Con el tiempo la deformación permanece, pero las molestias desaparecen o se hacen tolerables, aunque pueden incrementarse con los esfuerzos.

 Artrosis de interfalángicas proximales (figura 3)

Artrosis de manos 3Suele aparecer asociada a la anterior, aunque esta localización es menos frecuente. También suele ocurrir en mujeres de mediana edad. Se produce una deformidad y tumefacción de estas articulaciones que se conoce como nódulos de Bouchard. Al igual que ocurre en los nódulos de Heberden, producirá inflamación y deformidad en varios dedos de las manos, aunque aquí el dolor, la inflamación y la destrucción de la articulación suele ser mayor. En ambos casos de artrosis, con el tiempo las molestias casi desaparecen, y la mano es «útil» para las tareas básicas.

 Artrosis de metacarpofalángicas (figura 4)

Artrosis de manos 4Es rara, y suele darse en personas que han desarrollado a lo largo de su vida trabajos manuales, se la conoce también como artrosis de Missouri. Es importante saber que la afectación de estas articulaciones, también ocurre en otras enfermedades más graves, por lo cual habrá que consultar el caso con un reumatólogo.

 Artrosis de trapeciometacarpiana (figura 5)

Artrosis de manos 5

También conocida como rizartrosis o artrosis del pulgar. Es más frecuente en mujeres de mediana edad, y suele aparecer en las dos manos, aunque suele doler una más que la otra. En los casos avanzados se observa una deformación cerca de la muñeca y el dolor se incrementa al realizar el movimiento de la pinza con el pulgar. En ocasiones, aparece intenso dolor e inflamación que no se alivia ni con el reposo. Es lo que se llama un brote de la enfermedad, y su duración dependerá de cada persona y de la atención médica que reciba.

Artrosis del carpo

La artrosis de la «muñeca» es rara y ocurre, normalmente, en personas que han tenido enfermedades o fracturas de los huesos del carpo.

 

¿CUÁL ES EL TRATAMIENTO?

Aunque no hay ningún tratamiento que haga retroceder la artrosis existente, ni evitar la aparición de otras nuevas, es fundamental saber que la artrosis de las manos es en general un proceso benigno. Suele presentar síntomas durante determinadas fases, y a veces con los años deja incluso de doler. En muchos casos la deformidad de los dedos de las manos supone más un problema estético que una limitación funcional. Aprender a cuidar y utilizar adecuadamente las manos es una parte muy importante del tratamiento.

Consejos en la vida diaria

– Utilice aparatos eléctricos para exprimir, pelar o batir alimentos, así como para abrir latas. Utilice lavaplatos y secadora, si es posible.

– No aguante mucho peso con las manos. Utilice un carrito.

– Use utensilios de cocina ligeros, hechos de plástico o aluminio, y con mangos gruesos.

– Póngale asas a los vasos o tazas, o bien cójalas con las dos manos.

– No desenroscar. Utilizar abridores.

– Sujete los platos por debajo con las palmas de las manos y no por los lados para evitar efectuar la pinza con el índice y el pulgar.

– Para abrir puertas evite el uso de pomos. Mejor manillas o palanca.

– En la ropa es preferible el uso de velcro con el fín de evitar abotonar y desabotonar.

– No sujete bolsas con la mano, distribuya el peso en antebrazo y hombro.

– No sujetar libros con la mano. Utilice un atril.

– Para escribir utilice lapiceros o bolígrafos gruesos.

– No utilizar grifo de rosca, sino de monomando.

Ejercicio

Es útil realizar ejercicios de estiramiento, flexión y extensión, que su médico le puede aconsejar, para fortalecer la musculatura y mejorar así la movilidad. En general, no se aconseja realizar ejercicios durante los brotes inflamatorios. Los ejercicios los realizará con mayor facilidad con las manos dentro de un recipiente con agua caliente, que además ayuda a disminuir la rigidez.

Además, puede ejercitar sus dedos con maniobras tales como: sacar una cerilla de su caja o cogiendo monedas del monedero.

Calor/Frío

El frío puede ser útil durante los brotes agudos inflamatorios. Respecto a la aplicación de calor, en las articulaciones de las manos son útiles los baños diarios, por las mañanas, de agua caliente, parafina o productos similares que se venden en farmacias. En general, no se aconseja aplicar calor durante los brotes de inflamación.

Reposo

En fases de dolor se aconseja no forzar la articulación afectada. En el caso de la artrosis del pulgar, durante los brotes de mayor dolor, es útil la utilización de férulas de reposo por las noches y durante las fases de inactividad del día.

Tratamiento médico

Para el dolor provocado por la artrosis leve o moderada, va a ser suficiente con la toma de analgésicos simples que su médico le aconsejará. Durante los brotes inflamatorios deberá utilizar antiinflamatorios, mientras duren. Si no mejora con estos tratamientos, consulte con su especialista en Reumatología, porque en ocasiones es necesaria la inyección de corticoides y anestésicos en la articulación, para aliviar el dolor y la inflamación. Si el brote inflamatorio es leve puede ser suficiente combinar analgésicos simples con cremas o geles de antiinflamatorios.

En la actualidad existe un grupo de fármacos denominados “modificadores lentos de los síntomas de la artrosis” o condroprotectores. Entre estos fármacos se incluyen el ácido hialurónico, el sulfato de glucosamina, la diacereina y el condroitin sulfato. Con este último fármaco hay evidencias clínicas de eficacia y seguridad en la artrosis de los dedos.

Cirugía

En la artrosis del pulgar, cuando todos los consejos y tratamientos anteriores fracasan pueden ser recomendables algunas técnicas quirúrgicas, en casos de dolores de gran intensidad y pérdida importante de la movilidad.

 Foleto de la Sociedad Española de Reumatología