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La fibromialgia es una enfermedad reumática que se caracteriza por dolor musculo-esquelético generalizado, crónica y benigna de origen no articular. Presenta una exagerada sensibilidad en múltiples puntos sin alteraciones orgánicas demostrables, acompañándose de fatiga, rigidez matutina y trastornos del sueño. Su prevalencia oscila entre el 1 al 5% de la población general, siendo más frecuente en las mujeres con una proporción 10:1, sobre todo en el rango de edad de los 30 a 60 años.

El término de dolor miofascial es muy amplio, aplicándose al localizado en los tejidos blandos, siendo su etiología desconocida, englobando cuadros muy variados tales como: el síndrome miofascial, cefalea tensional, arteraciones articulares temporomandibulares, etc.

En algunas ocasiones podemos confundir ambos términos, por lo que intentaré describir las principales características diferenciales entre ambos:

Dolor: en la fibromialgia es diseminado, siendo regional en el síndrome miofascial.

Diagnóstico: en la fibromialgia se realiza mediante la identificación de los puntos sensibles que son extremadamente dolorosos a la palpación desencadenando en el paciente una respuesta de huida, siendo reproducibles a una fuerza de 4kg/cm2. En el dolor miofascial se identifican puntos gatillo “trigger point” que corresponden a un punto de irritabilidad en el músculo cuando este es deformado por presión estiramiento o contractura lo cual produce un punto de dolor local como un patrón de dolor referido.

Etiología: en fibromialgia parece ser un fenómeno de sensibilización central en cambio en el dolor miofascial parece deberse a un proceso de sensibilización periférica.

Distribución de los puntos sensibles o puntos gatillo: en la fibromialgia es amplia y extensa, y en el dolor miofascial es limitada al músculo afectado.

Rigidez: en la fibromialgia es generalizada y regional en el dolor miofascial.

Pronóstico: la fibromialgia raramente cura y el dolor miofascial posee un pronóstico muy bueno.