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Dr. Manuel Romero Jurado

Dr. Manuel Romero Jurado

19 septiembre 2013

Epicondilitis: Codo de Tenista

 

 

Definición

La lesión denominada codo del tenista es una epicondilitis, proceso inflamatorio tendinoso localizada en la inserción del tendón en el epicóndilo, localizada en la cara lateral y externa del codo (colocado el brazo con la palma hacia arriba). Los tendones son unas estructuras de tejido conectivo de carácter fibroso, que sirve de anclaje entre los haces musculares en las inserciones óseas.

La causa de esta inflamación puede ser múltiple pero en la mayoría de los casos es debida a una determinada sobrecarga anómala/repetitiva o traumatismo/torsión de leve que provoca dicha inflamación.

Dicha lesión no exclusiva ni excluyente a los jugadores de tenis, cualquiera persona que realice movimientos de sobrecarga y/o repetición sobre esos grupos musculares, músculo extensor radial corto del carpo, implicando la supinación del antebrazo y extensión de muñeca es susceptible a desarrollarla.

Etiología

Está provocada por movimientos iterativos en los que se realiza la extensión del carpo y la supinación del antebrazo, lo cual ocasiona una tendinitis que afecta a los tendones de los músculos que se insertan en el epicóndilo, provocando micro-traumatismos de repetición.

Provocado bien por una ejercicio físico que implica dicha repetición o derivados de su trabajo, de hecho está considerada como una enfermedad profesional en pintores, camareros, carniceros, mecánicos, carpinteros, etc.

Su edad de presentación está descrita entre los 35-55años y sobretodo en el brazo dominante.

Manifestaciones Clínicas

– Dolor a la digitopresión en la parte externa del codo, sobre el epicóndilo

– Dolor e impotencia funcional con los movimientos de extensión de la muñeca y supinación del antebrazo.

– Dolor a la palpación de la zona epicondílea y con acciones simples como elevar una botella o una jarra o tomar una taza de café, también en deportes, por ejemplo al ejecutar el golpe de revés en el tenis o paddle.

– El dolor suele mejora en reposo y durante la noche.

– Puede llegar a cronificarse y convertirse en un proceso limitante, doloroso crónico que requiere cirugía.

– No suelen referir clínica acompañante de origen neurológico, pero al dolor puede irradiarse hacia el brazo y el antebrazo.

Diagnóstico

Para establecer el diagnóstico debe hacerse una correcta anamnesis y exploración física.

Las características del dolor: la digitopresión sobre dicha localización provoca dolor, el dolor es de carácter mecánico, aumenta según pasa el día o con movimientos de sobrecarga, confirman el diagnóstico.

Ocasionalmente, dependiendo de la gravedad y el tiempo de evolución, puede presentar dolor en otras regiones del codo o antebrazo derivadas de la sobrecarga crónica.

Debe completarse con la realización de una radiografía simple, para descartar la presencia de un proceso basal que lo provoque.

Tratamiento

El objetivo del tratamiento es aliviar o eliminar el dolor y la inflamación. Las diferentes posibilidades son las siguientes:

– Antiinflamatorios no esteroideos: pautados bien vía oral en forma de comprimidos, o por vía tópica en forma de cremas o geles.

– Reposo relativo: de la articulación. Implica reducción de las actividades que provoquen el dolor, disminuyendo el tiempo de actividad y la intensidad del esfuerzo.

– Fisioterapia: mediante la aplicación de calor local, ultrasonidos, electroterapia, láser, técnicas de masaje, ondas de choque, realización de ciertos ejercicios y otras técnicas. Existen en general pocos estudios que demuestren la superioridad terapéutica de alguno de estos procedimientos sobre el resto.

– Infiltración local: de corticoides asociados o no a un anestésico local. Las infiltraciones con corticoides inyectados alrededor del epicóndilo pueden resolver los episodios de dolor durante semanas o meses, en ocasiones se realizan 3 infiltraciones sucesivas con intervalos de una semana entre ellas. Existe un pequeño riesgo de ruptura local de la inserción del tendón y del propio tendón, este riesgo aumenta en función del número de infiltraciones.

– Terapia ocupacional: Es recomendable limitar los movimientos que producen la patología. Un estudio ergonómico del puesto de trabajo para evitar los movimientos repetitivos que provocan la enfermedad, puede ser la clave de su curación.

– Cirugía: Está recomendada en ciertos casos que no responden a ninguna de las medidas anteriores.

Complicaciones

Fundamentalmente son: la recurrencia de la lesión y como mayor complicación la ruptura de los tendones debido a infiltraciones repetidas.

 

Sociedad Española de Reumatología

 

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